Existe un concepto excesivamente olvidado especialmente en organizaciones de tamaño pequeño o mediano. El clima empresarial. El concepto en sí mismo puede llegar a resultar algo difuso aunque igualmente relativamente fácil de interpretar.
Como clima empresarial debe entenderse todo aquello que contribuye tanto al buen ambiente de trabajo como a todo lo contrario. Es una definición probablemente demasiado simple. Pero ayuda a comprender el término.
Conceptos, por ejemplo, como la conciliación familiar o la deslocalización de los puestos de trabajo (trabajar desde casa), que lógicamente deberían ser aspectos positivos y que bajo cualquier prisma representan un valor a promocionar, pueden encontrarse en organizaciones de tamaño grande o muy grande. Sin embargo, en empresas de tamaño mediano o pequeño difícilmente puede darse.
Condicionantes históricos como la cultura, y no sólo en el ámbito laboral, los horarios, la poco, escasa o nula flexibilidad de la administración nacional y un largo etcétera, entorpecen la implementación efectiva de medidas que puedan contribuir a la consecución de un clima empresarial adecuado y suficiente como para que gracias a éstas podamos llegar a alcanzar cuotas de productividad y eficiencia semejables a las de los países nórdicos, por ejemplo.
En Heurit hemos hecho algo que se llamaría esfuerzo para poner en marcha dichas medidas pero que, en realidad, se han implementado de una forma absolutamente natural y que no han supuesto mayor trabajo que el de diseñar el sistema interno de control y comunicación entre los miembros de la organización. Y funciona. Y tenemos un buen clima. Y somos eficientes. Y hacemos video-reuniones en las que inesperadamente participan de forma espontánea, aunque ininteligible, algunos de nuestros hijos menores de dos años. Y no pasa nada. Al contrario. Contribuye a sentirse cómodo con nuestras funciones y tareas encomendadas. Los objetivos se cumplen. Ah! Y lo hacemos en horarios del todo dispares entre nosotros. Nos falta mejorar, pero estamos en el camino. En el buen camino diría yo. Y no olvidamos el contacto personal que periódicamente fomentamos.